Escrito en 1909. El
afamado escritor John Berridge es solicitado por un conocido suyo para que haga
el honor de redactar un prólogo que se incluirá en el nuevo libro que su amiga la
escritora Amy Evans publicará próximamente. Un prólogo firmado por el prestigioso
autor aportaría gran publicidad a la autora en ciernes y sería el espaldarazo
que la catapultaría en el foco de la sociedad literaria.
Aunque en un primer
instante al escritor no llama la atención la petición de su amigo e intenta
evadir la cuestión por considerarla inoportuna, se lleva una gran sorpresa cuando ella
acude personalmente a entrevistarse con él. Su belleza le causa una profunda
impresión; replanteándose la situación y urdiendo nuevas ilusiones de mancebo
enamorado.
El amor a primera vista
impone ideas románticas en la cabeza del escritor induciéndole a creer que
podría estar correspondido a juzgar por el comportamiento amable y efusivo de
la princesa. Ella por su parte desea fervorosamente que el escritor eche una
hojeada a su nuevo libro y le conceda un prólogo de su creación.
Este relato corto expone
un argumento simple, nos cuenta sobre las reflexiones y suposiciones del
protagonista que siente un enamoramiento irresistible por la belleza. Su emoción
y deseo de reunirse con ella en privado, la estupefacción de cómo su vida ha cambiado de
pronto, una serie de sensaciones pasan por su mente exhortándole a concebir conclusiones temerarias.
El romanticismo está bellamente plasmado con una gran profusión de epítetos y adjetivos que representan armoniosamente los conceptos que el señor James desea transmitir en su obra. Sin embargo la historia está escrita en un lenguaje harto elaborado y adornado; el escritor recurre a todo tipo de cabriolas y florituras semánticas, cuyo resultado es una prosa tan espesa que en ocasiones se hace difícil entender de qué va la trama. Es claro el alto nivel intelectual que el autor imprime en sus líneas, en ellas muestra su destreza y habilidad para componer, que a mi juicio resulta un poco excesivo, en ocasiones empalagoso, pero claro está, justificado por la influencia de otra época.
El romanticismo está bellamente plasmado con una gran profusión de epítetos y adjetivos que representan armoniosamente los conceptos que el señor James desea transmitir en su obra. Sin embargo la historia está escrita en un lenguaje harto elaborado y adornado; el escritor recurre a todo tipo de cabriolas y florituras semánticas, cuyo resultado es una prosa tan espesa que en ocasiones se hace difícil entender de qué va la trama. Es claro el alto nivel intelectual que el autor imprime en sus líneas, en ellas muestra su destreza y habilidad para componer, que a mi juicio resulta un poco excesivo, en ocasiones empalagoso, pero claro está, justificado por la influencia de otra época.
El libro refleja las
debilidades de quien cree estar enamorado, quien pierde de vista lo objetivo y
se entrega sin miramientos a sus deseos para luego chocar con la realidad de
los hechos. Por otro lado, manifiesta el entusiasmo y la afabilidad que frecuentemente son
confundidos con la atracción que surge entre dos personas, el flechazo no
siempre es mutuo y uno tiende a dar por sentado que un sentimiento tan intenso no puede ser ignorado por el otro.
Acabo de leer Otra vuelta de tuerca de Henry James y me ha pasado lo mismo con el tema del lenguaje, creo que has encontrado la frase exacta: "cuyo resultado es una prosa tan espesa"
ResponderEliminarRecuerdo que hace muchos años leí Daisy Miller y la verdad no se me hizo cansón ni lento... Creo que habrá que leer alguna otra novela para desistir o volver a leer a H.J.
Saludos.
Cierto Solita, tendrmos que darnos otra oportunidad con este autor y decidir entonces ;)
EliminarGracias por pasarte.