Segundo libro de la trilogía Born, publicado en 2013. Tras haber sido atrapada durante el rescate de las mujeres en el criadero Em
despierta encontrándose atada a una superficie metálica y con un punzante deseo
de venganza. Tendrá que idear la forma de escaparse y correr en busca de sus
enemigos, aunque la empresa represente un esfuerzo titánico para alguien en estado de convalecencia como ella. Han transcurrido varios días (semanas quizás) bajo los efectos de
medicamentos desconocidos, mientras es retenida como conejillo de indias por un
cuerpo médico que experimenta formas de reproducción humana.
La somnolencia causada por
los fármacos resta efectividad a sus torpes intentos de asesinar al cirujano que
le administra drogas por vía intravenosa. Una vez se deshaga de él saldrá al
encuentro de Leo, su fiel lobo, y al rescate de su amiga Ana que también se
encuentra aprisionada en el mismo antro.
Al cabo de superar un
sinfín de obstáculos Emma logra huir del centro médico para reencontrarse con
sus amigos. En medio de su estampida tiene la ocasión de entrevistarse con un viejo conocido de
su padre que le revela su verdadera procedencia y los antecedentes que
provocaron la mutación de los humanos en zombis. Estos hallazgos se suman a los
motivos que Em tenía para planear su venganza y ahora nada le detendrá.
En fin… la segunda parte
se me antojó tan floja como la primera. Debo decir a favor que en el segundo
libro se proporcionaron más detalles de lo sucedido diez años atrás y cómo fue
que la tierra se pobló de zombis, sin embargo la narración se enfoca
principalmente en las peripecias de la persecución de una manera redundante.
Primero fue la escapada de Em de la clínica, este recuento se llevó un cuarto
del libro aproximadamente, y cuando el lector cree que la escabullida llegó a
su fin, muy a su pesar, se percata de que recién empieza; el encuentro con sus
amigos sólo significa que la correría continúa, sólo que esta vez, en compañía (a esta altura de la lectura dan ganas de arrojar el libro al fuego). A excepción
de contadas escenas que marcan un punto de interés la obra en sí no es otra
cosa que un prolongado intento por llevar a cabo una venganza.
La protagonista, como ya
habíamos apuntado anteriormente, pese a su corta edad, falta de preparación y
de experiencia cuenta con la pericia y la frivolidad (para matar a quien se
ponga en su camino) de un redomado fugitivo. Este detalle simplemente no
cuadra, una chiquilla que pasó su niñez bajo la custodia de su abuela leyendo libros
de literatura a la luz de una fogata, y posteriormente vivió en solitario por
una década evadiendo todo contacto humano; simplemente carece de conexión alguna con la adolescente
astuta y taimada que ejerce como cabecilla de una cuadrilla de 'rebeldes' aldeanos
residentes de la zona. En contraste (en un escandaloso contraste) el triángulo
amoroso apunta a una lectura adolescente, es decir, ¿qué pasó con la aguerrida
campeona que siempre tiene un plan trazado para ejecutar un rescate, una escapada o volar un edificio? ¿Ahora cae presa de la inseguridad en discusiones infantiles
con su novio?
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