Continuando con el relato
del Mayor norteamericano, Jesús instruye a los suyos a marchar a Galilea donde
completará sus enseñanzas para que los discípulos emprendan su misión de
evangelizadores del reino.
Tras una prolongada
espera, Jasón se reencuentra con el Maestro y sostienen un fructuoso diálogo sobre
la muerte y un esperanzador futuro a la espera. Ahora por fin le ha llegado el turno
a Eliseo de entrevistarse con el Hijo del Hombre y formularle la lista de interrogantes que había reunido desde el primer viaje.
¿Cuerpo glorioso? Quizás
un tanto sí, por llamarlo de alguna forma, el nuevo y extraño cuerpo con que
Jesús regresaría de la muerte, como nosotros la llamamos, ofrece todo un cuadro de atributos peculiares como la ausencia de un sistema digestivo que le impediría comer.
Jesús durante su niñez y
los mal llamados ‘años ocultos’, tiempo que representó un período de transición
y consciencia sobre su identidad y la misión que lo trajo a la tierra.
Los dos primeros libros narrados por Benítez agotaron todo el material (el diario del Mayor) del que
él disponía hasta ese momento. Para dar continuación al relato debía emprender
otro proceso investigativo, más exhaustivo si cabe y dar con el escondite
de la segunda parte del diario, cuyo descubrimiento es contado de manera minuciosa
hasta la última referencia. A menos que el lector guarde un gran interés de saber cómo se hizo Benítez con el nuevo hallazgo creo que bien puede saltarse
estas páginas (alrededor de 140) y emprender la lectura a partir ese punto.
Pues bien, Jesús en una de sus
apariciones, instruyó a sus discípulos para que se desplazasen a Galilea donde
él planeaba su próximo encuentro a orillas del Yam. Durante este tiempo los
seguidores del Galileo se enzarzarían en violentas discusiones que sólo
confirmarían lo que ya sabíamos: los apóstoles seguían sin entender el mensaje
de su líder y esta falencia abriría grandes brechas en el grupo.
El clímax del libro llega
hacia la página 320; ya es costumbre de JJ Benítez anteponer una espera larguísima y
tediosa, no obstante, es de reconocer que toda esa dilatada expectativa traería una recompensa que haría que toda esa dilación hubiese valido la pena. Una de las mejores partes es la conversación entre Jesús y Jasón mientras esperaban la llegada de los discípulos, varios días posteriores a su resurrección. Ambos
interlocutores están centrados en intereses diferentes: Jesús
habla de cómo llegar al Padre y de lo que ocurrirá cuando llegue la muerte,
intenta impartir sus enseñanzas por enésima vez; mientras que Jasón está
obsesionado con la presencia física del Señor. Se plantea un inventario mental
para identificar cuántas leyes científicas ha ‘violado’ el Maestro para lograr
una apariencia tan natural, luego de que el Mayor fuera el testigo de su Pasión y Muerte. Estas discrepancias entre los hablantes conllevan en ocasiones
a que el hilo de la conversación salte de una dirección a otra, dejando inconclusos los conceptos sobre la Verdad que Jesús pretendía exponer.
Seguidamente viene el
pasaje de la aparición de Jesús a sus discípulos, en esta ocasión el Maestro
luce perfectamente normal, recordemos que las apariciones anteriores Jesús
tenía una apariencia translúcida, quizás por ello los discípulos no supieron
identificarlo al momento. El Maestro dedica unas últimas palabras a sus
seguidores, palabras que difieren en su medida con la información guardada en
la Biblia, al parecer las discrepancias y malentendidos dieron origen al supuesto retorno de
Jesús para el año 2000.
Como es habitual este
libro está cargado de emociones, el autor transmite los diálogos y consejos de
Jesús con una pasión conmovedora. Resulta útil resaltar las frases y párrafos
más llamativos para una posterior relectura. Independientemente de la creencia
que se tenga acerca de Jesús o de cualquier religión, vale la pena repasar
estas reflexiones y considerarlas si es el caso.
Mi parte favorita es la tan esperada reunión entre Jesús y Eliseo (el segundo viajero), siempre
me he preguntado por qué Eliseo tardó tanto tiempo en entrevistarse con Jesús. Este
constituye el segundo viaje de los militares; ¿es que no había sentido curiosidad
desde el primer momento en que arribaron a la Palestina del año 30 para presenciar su pasión y muerte?
Entiendo que los exploradores no eran creyentes ni religiosos de ninguna índole, pero aun así es
de abonarle a Jesús de Nazareth que es el personaje más célebre de la historia,
por lo tanto creo que a cualquier persona, simpatizante o no, le habría
pinchado la curiosidad. El episodio es interesante y cómico, de la sorpresa pasan al pánico, luego a la excitación y finalmente al miedo. Una vez superado el trance Jesús se
extiende en una explicación sobre su Padre, la Verdad y el Paraíso, exponiendo
una vez más que él no había venido al mundo a crear iglesias sino a dar
testimonio de su Padre. Concluido el encuentro los proceden a un análisis
del “cuerpo glorioso” de Jesús en el cual se evidencia rasgos como que carecía
de sistema circulatorio entre otras desconcertantes descubrimientos.
Para finalizar Benítez
introduce un capítulo sobre la niñez y los años “ocultos” de Jesús, y como es
costumbre varios sucesos quedan en entredicho como el Ángel Guardián que
anunció a María y la Estrella de Belén en el firmamento cuando Jesús nació.
Asimismo la confusión de María con respecto a la misión de su hijo en la tierra que conllevaría a un triste distanciamiento.
Decididamente uno de los mejores libros de la saga, quienes hayan superado la angustiosa postergación de Caballo de Troya 2 habrán alcanzado sus expectativas con el libro 3.
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